Conocer nuestra pisada al momento de correr es de gran importancia para que la zapatilla sea adecuada a nuestro pie, nos permita corregir algunas imperfecciones y así, prevenir lesiones. Y si bien hay varios factores determinantes, debemos tener en cuenta que la fatiga muscular afecta nuestra pisada.
Es decir, la genética y estructura ósea son determinantes de nuestra pisada así como la técnica de carrera que puede distribuir las cargas de maneras distintas sobre nuestro pie, pero lo que debemos considerar es que la fatiga muscular después de grandes volúmenes de carrera, puede modificar la pisada.
Así, en carreras de larga distancia, cuando los músculos de la pierna se fatigan también se estresa la musculatura encargada de sostener la bóveda plantar y dar movimiento al pie, por ello, los puntos de apoyo y de presión se modifican.
Por ejemplo, se observó en un estudio a 30 corredores del Grupo de Investigación BioPiEx de la Universidad de Extremadura, que a mayor distancia recorrida y más fatiga muscular, la pisada tiende a la pronación, registrándose más presión debajo del segundo y tercer metatarsiano del pie así como en el talón.
Esto significa que en un maratón, a medida que se concreta la prueba, los pronadores se vuelven más pronados, los corredores con pisada neutra tienden a la pronación y los supinadores pueden modificar la pisada a neutra.
Concretamente, nos sirve saber que la fatiga muscular afecta nuestra pisada para prevenir lesiones, pues si corremos frecuentemente maratones o desafíos de larga distancia, la sobrecarga no sólo puede jugar en contra para los músculos, sino también, para nuestra pisada y las articulaciones.
Entonces, no fatiguemos en demasía a nuestro cuerpo, no corramos muchos maratones juntos sino dejemos descansar a nuestro cuerpo, pues un exceso de esfuerzo puede llevarnos a la lesión, no sólo porque modifica la pisada, sino porque agota nuestros organismo todo.
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